JOSEFA ROSALIA, EL ESPIRITISMO Y SU MEDIUMNIDAD
Cuando uno quiere comprender cómo es que algo se realizó,
hace un estudio del tema en cuestión. Para comprender como son los procesos
psicográficos uno debe estudiar las bases teóricas que fundamenten el proceso
mediúmnico.
Para esto hay un referente básico de donde nuestra búsqueda
puede llegar a ser fructuosa, este es, el Espiritismo.
El sólo hecho de mencionar la palabra “espiritismo” genera,
en el que la escucha, una pequeña dosis de abstención, dado que por una
cuestión de asociación lo relaciona con necromancia, o la macumba o cosas por
ese estilo que no son representantes de la doctrina.
El espiritismo ha surgido en el siglo XVIII con la mano de
Hypolite Denizard Rival, más conocido comúnmente como Allan Kardec.
En resumen, el espiritismo es una codificación realizada a
fin de comprender el mundo espiritual que nos rodea, no es otra cosa que un
estudio de las causas que determinan el mundo físico, causas que están
íntimamente ligadas entre los seres carnales y los desencarnados.
De la mano de esta doctrina, y de otras más, podemos
comprender que es la mediumnidad, sin caer en el atropello de catalogarla como
algo profano. Hay clases y clases de mediumnidad, no todas son iguales, hoy día
se le ha dado mucho énfasis a la canalización, la cual es una forma de
mediumnidad. Pero poco se comprende de este fenómeno, se realizan
canalizaciones y no se sabe a ciencia cierta qué es lo que se hace, cuales son
los riesgos, cuanta fiabilidad tienen los mensajes, etc.
La obra de Josefa Rosalía Luque Álvarez, también es un
proceso mediúmnico, más aun cuando ella tenía pleno conocimiento de lo que
estaba haciendo sumado a que su marido fue presidente de la Confederación
Espirita Argentina donde ella hizo presentaciones y discursos.
Por lo tanto Josefa Rosalía, no era ninguna ignorante de los
procesos que desencadenaba su mediumnidad, si bien al principio de su actividad
mediumnica muchas psicografias eran puestas en duda o corregidas por la noche
gracias a la asistencia de seres que trabajaban del otro lado para asistirla en
los mensajes recibidos en el día.
Su Obra, fue canalizada o mediumnizada a través de un ciclo
de 30 años aproximadamente de donde pudo, a través de su alta sensibilidad,
recibir las aportaciones de dos seres. Uno Sisedón de Trohade, el otro Hilarión
del Monte Nebo.
Ambos fueron los intermediarios entre el cielo y la tierra.
A todo esto, aun el lector puede quedar con grandes baches
con respecto a cómo se canalizo realmente, como fue que una obra tan extensa
pudo ser recibida con tan gran cantidad de detalles históricos, con tanta
claridad en el relato, en dónde termina la transferencia mediumnica y dónde
comienza su aportación como médium.
A todos estos interrogantes se los puede abordar con una
visión objetiva, alejada de la fanática adoración que hoy por hoy se le está
haciendo a la médium.
Tal vez la primer gran duda, inconsciente o no, es que
validez tiene la información. Esto no es menor, realmente sucede en el lector,
y además es saludable, ¿Quién leería algo sin preguntarse por la fuente y el
criterio del escritor? Sólo un fanático lo haría, una persona que no desea
conocer la verdad a fondo, que se conforma en ahuyentar sus miedos con suposiciones
que no le desbaraten la esperanza.
Y es lógico, ante un mundo en decadencia, lo primero que
surge es agarrase de algo que te ayude a seguir, puede ser un libro como un
cigarrillo, lo mismo da, porque son sostenes psicológicos que a la larga tambalean.
Si la Obra de Josefa Rosalía es tomada así, como un sostén,
entonces desde el vamos hay que descartar toda investigación, todo recurso de
interpretación, y se deberá creer a ciegas. Pero transitar sin preguntar, sin
inquirir en las causas y el destino de ese camino, es una forma de mentirse y
de no aprender.
Por eso, quien lea la Obra no debe ser un lector pasivo, que
recite cual robot los versos que allí encuentra, sino un lector activo que vive
aquello que lee, que interroga el porqué de lo que lee, que comparte la lectura
con sus dudas, porque la lectura, el mensaje que la Obra vino a traer es para
ser discutido, no parafraseado. Montaigne diría "¿Acaso pesa más en
nosotros el honor de la cita que la verdad del razonamiento?"
Repetir una y otra vez, constantemente aquellas frases
contenidas en un libro, no importa cual, denota una falta de creatividad en
uno, un vació interno que se llena con algo hecho que puede ser muy lindo pero
que no tiene identidad, que puede ser muy profundo pero es algo dicho por otro,
no por mí, por mi discurrir entre lo que está bien y lo que no.
La obra en este sentido ha venido siendo un instrumento
irrefutable, muy parecida a la Biblia católica en su tratamiento, de modo que
si de algo se debió aprender de los errores de antaño, al menos esta actitud
deja ver que hay cosas por superar.